No se puede ser discipulo de Jesús si el corazón no está libre de codicia.
Quien vive lleno de codicia, busca una perfección inexistente y nunca logra la felicidad porque nunca está conforme.
La codicia siempre trae malas relaciones, porque crea una actitud de envidia y competencia muchas veces insana.
A todos nos puede afectar la codicia en algún momento, sin embargo, siguiendo la doctrina de cristo podemos lograr un corazón libre de codicia.
Un discipulo de Jesús sabe administrar su vida saviamente, conociendo que es lo fundamental y correcto, tomando las decisiones adecuadas
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Nuestros días están llenos de una continua toma de decisiones, y al saber escogerlas correctamente podemos lograr una mejor vida.
Las decisiones no deben basarse en el “tener”, es decir, en el querer o deber tener algo, porque lo que se tiene hoy, no se tendrá mañana, y debemos seguir viviendo. La felicidad no está en el “tener”.
Para saber tomar decisiones sabias hay que conocer qué es lo más importante en la vida. Muchas cosas pequeñas y simples pueden producir más felicidad que las riquezas materiales.
Las estructuras de injusticia que son construidas desde la codicia son las que hacen que exista tanta desigualdad e infelicidad.
Si los seres humanos lográramos desechar la codicia de nuestro corazón, viviríamos en una sociedad más justa y con mayor felicidad.
Que Dios nos bendiga a todos…