En nuestra vida muchas veces cometemos errores y somos juzgados por los demás por nuestras acciones, sin embargo, quien se arrepiente y busca conocer y practicar la doctrina cristiana, resarciendo a los demás por dichos errores, recibe la misericordia de Dios.
Quien quiere salir adelante, dejando atrás las fallas cometidas, debe acercarse a Dios con humildad y una gran disposición a vencer con perceverancia las dificultades y obstáculos que se le presentarán para conseguirlo.
El evangelio de Dios no distingue entre ricos y pobres, ni entre débiles y fuertes, sino que llega a todo aquel que abre su mente y su corazón para recibirlo y practicarlo.
El Dios de la vida es también el Dios del perdón.
Vivir las experiencias de conocer a Dios logra la transformación y la conversión de los que han estado perdidos, recibiendo con alegría la gracia de Dios, para continuar por el camino correcto.
Aprendamos de Dios su capacidad de perdonar y ser misericordioso con aquellos que se arrepienten y abren su corazón para cambiar su conducta. De esta forma también podremos ser más felices.
Oremos juntos pidiendo a Dios que todos aquellos que están perdidos y buscan con Fe un cambio personal, reciban la luz y puedan encontrar el camino correcto para la salvación de su vida y su espiritu.
Oremos también por aquellos que están viviendo grandes dificultades y buscan desesperádamente una solución, para que Dios los ilumine y los llene de su gracia infinita, protegiéndolos con su manto sagrado, alejándolos del mal y ayudándolos a superar todo lo que se les presente, con Amor y Fe.
Hoy es el día de tu salvación. Hoy es el día de recibir a Dios con alegría.
Que Dios nos bendiga a todos