Quien quiera ser discipulo de Dios debe comenzar por ser un servidor.
El discípulo sirve voluntariamente y lo hace con total entrega porque eso forma parte de su gozo espiritual.
La misión de un líder es servir a sus seguidores eliminando los obstáculos que se encuentren en el camino para que puedan cumplir sus funciones.
Mientras más alto estés en la pirámide organizacional, mayor debe ser tu entrega como servidor a todos los que te reportan.
No quieras ser líder si no estás dispuesto a trabajar más y más sirviendo a los demás.
Nadie que hace el bien en el nombre de Dios debe ser rechazado, por ende, aunque no sea un discipulo de Jesús, Dios le bendice porque hace el bien y es un servidor.
Quien es servidor en el nombre de Dios, respeta y ayuda a todos por igual, sin discriminación y con tolerancia.
Un líder servidor, discipulo de Dios, cuida sus acciones para dar ejemplo, sobretodo a aquellos que están en los primeros pasos, de tal forma que no se confundan y vean la coherencia de su líder. Esto se convierte en testimonios.
Los padres y las madres enseñan a sus hijos en cada una de sus acciones, por eso deben ser muy cuidadosos para no dañar su comportamiento futuro por causa de malos ejemplos vistos en sus padres.
Al mismo tiempo, las empresas e instituciones, así como los países, se comportan de acuerdo al ejemplo que ven en sus líderes. Por eso hay organizaciones y sociedades con tantos problemas cuando sus líderes, lejos de servir a los demás, primero piensan en servirse a sí mismos y a los que les adulan.
En tu vida como discípulo servidor busca alejarte de las tentaciones que te puedan hacer pecar o cometer acciones incoherentes con tu servicio, porque el más mínimo error causado por tus debilidades podría llevarte al inicio de una vorágine que te consuma y de la cual podría costar mucho salir.
Esto se puede ver como un sacrificio o no, dependiendo de tu Fe. Si tienes total entrega a tus convicciones entonces lo harás en forma natural y con gran alegría en tu espiritu.
Señor gracias por todo, por nuestra salud, por nuestro trabajo, nuestra familia, nuestro hogar, nuestra vida. Hoy con mucha Fe te pedimos que nos guies y nos protejas con tu gran poder, cúbrenos con tu manto y no permitas que las tribulaciones a nuestro alrededor nos afecten, no permitas que las dificultades nos venzan y acaba con nuestros miedos. Ayúdanos a ser mejores discípulos y servidores, liderando con el buen ejemplo de nuestras acciones para así poder enseñar a otros el camino correcto.
Te amo Señor y amo a todos los que me rodean.
Que Dios nos bendiga a todos…