¿Por qué perdonar?
Cuando perdonamos somos nosotros los que salimos beneficiados. Quien no perdona sufre las consecuencias de aquello que le hace no perdonar a través de su propia amargura, a través de recuerdos hirientes que no solo afectan el alma sino que llegan a crear enfermedades del cuerpo y la mente.
Mientras que los que no perdonan sufren internamente, a los que no han perdonado eso muchas veces no les afecta y siguen viviendo su vida tranquilamente sin inconvenientes.
Al perdonar logramos tener Paz Interna.
Debemos perdonar porque el rencor no aporta nada bueno. Quien vive con rencor no obtiene nada bueno a cambio. El rencor en lugar de unir, desune. El rencor es un sentimiento que no aporta nada al que lo siente ni a los que lo rodean.
Cuando perdonamos, nuestro contexto y nuestras relaciones mejoran. Aquel que perdona tiene paz interior y por eso puede reflejar tranquilidad y alegría, con lo cual mantiene relaciones armónicas con los demás.
Si queremos vivir una vida sana, en cuerpo, mente y espíritu, debemos perdonar.
¿Cómo perdonar?
Perdonamos cuando asumimos nuestra condición, eso quiere decir que para poder perdonar lo primero que tenemos que hacer es no creer que nosotros somos superiores a los demás, sino entender que nosotros no somos perfectos y que también cometemos errores.
Para perdonar primero hay que darse cuenta que nosotros, al no ser perfectos y equivocarnos, también vamos a necesitar que nos perdonen.
Es importante que así como otros nos han fallado, nosotros también les habremos fallado a otras personas, simplemente porque la perfección no existe.
Para poder perdonar debemos comprender al otro en su propia realidad. Cuando hacemos el esfuerzo de entender por qué los demás se comportan como se comportan, partiendo por su contexto de vida, las circunstancias en su crecimiento, entonces nos daremos cuenta de aspectos que nos podrán ayudar a comprender mejor.
Para perdonar es importante aprender a escuchar a los demás. Para escuchar bien, lo primero que debemos hacer es poner atención y no tener elementos distractores mientras que la otra persona nos explica sus circunstancias y razones. Al mismo tiempo, debemos estar abiertos y creer que hay posibilidad de que el otro tenga la razón. También, debemos escuchar no solo sus palabras sino su sentir, captando sus verdaderos sentimientos, entendiendo su comunicación no verbal, su comunicación corporal y la de sus acciones.
Para perdonar primero debemos ser misericordiosos. Al ser buenas personas y no querer ser vengativos, podremos perdonar sin terminar siendo iguales a aquellos que nos ofendieron.
Aunque nadie merezca compasión, la das porque lo tienes en tu ser bondadoso y misericordioso. No se debe responder al mal con mal, porque seremos idénticos a aquellos que nos atacan.
Somos pecadores, fallamos, y sin embargo, Dios nos perdona constantemente, aunque no lo merezcamos.
Perdonamos cuando vemos que el daño que otro ha hecho no queremos hacerlo nosotros mismos a los demás. La ira y la venganza no construyen sino que destruyen, por eso, sabiendo todo el daño que esto hace, debemos evitar caer en las mismas acciones y limpiarnos a través del perdón.
¿Cuándo y Cuánto perdonar?
A veces tenemos miedo de que al perdonar nos vuelvan a hacer daño. Sin embargo, para estar limpios de corazón, debemos perdonar siempre. Si Dios te perdona siempre, por qué tú no has de perdonar siempre. El límite de las veces en que vas a perdonar es el límite de las veces que quieras que Dios te perdone por tus errores.
Muchas veces, al perdonar debemos distanciarnos de aquellos a los que perdonamos.
Perdonar no significa seguir aguantando malos tratos o malos comportamientos de los demás. En ese caso, es preferible irse a otro lugar que permanecer con aquellos que no nos aprecian y nos atacan o nos ofenden continuamente.
Quien ofende, daña, ataca y afecta a alguien, debe pagar las consecuencias de sus acciones, sin embargo, de eso se encargará la justicia, mientras que nosotros debemos perdonarle en nuestra alma y nuestra mente para poder limpiarnos de cualquier rencor y poder tener paz interior.
Jesús perdonó … Deja que el espíritu santo actúe en tu vida.
Señor, estamos aquí para pedirte perdón por todo aquello que hayamos hecho mal, por nuestros comportamientos incorrectos, por nuestras incoherencias, por ser tan apegados a las costumbres del mundo sin pensar en los demás. Al mismo tiempo, Señor, ayúdanos a aprender a perdonar, a ser misericordiosos y entender las circunstancias, alejándonos de aquello que nos daña. Señor, te necesitamos porque nuestra alma está sedienta y necesitamos su manantial y tu pan de vida. Libéranos, Sánanos, Protégenos. Bendito seas Señor.
Que Dios nos bendiga a todos …