Nuestra espiritualidad debe verse reflejada a través de acciones donde aportemos a los demás lo que esté a nuestro alcance para poder ayudarles en su camino.
El cristianismo no es individualista, sino que refleja nuestra identidad a través del servicio a la comunidad y la pasión por compartir con los demás.
La espiritualidad misionera es estar dispuestos a comprometernos con el mundo y evangelizar.
Muchas veces somos egoístas y pensamos solo en nuestras comodidades, olvidando la labor de servicios y evangelizadora que deberíamos hacer.
La alegría del evangelio es eso que nadie nos puede quitar. Aún en las situaciones más críticas debemos mantenernos optimistas y seguir echando hacia adelante con Fe y con acciones de cambio para mejorar.
Cuando nos relacionamos con los demás en base a la espiritualidad, lo hacemos con las bases del amor.
Muchas veces entramos en conflictos con los demás por nuestras diferencias de pensamiento, sin embargo, debemos buscar los caminos para evitar las tristezas y los odios, y pedir a Dios por aquellos que se equivocan para que les provea la luz y les ayude a abrir su mente y su corazón que les permita entender lo correcto.
No dejemos que el modo de vida que nos ata al materialismo y al poder, venza a la espiritualidad. Pidamos a Dios por aquellos que se enferman por el poder y el materialismo, llegando inclusive a dañar a los demás con tal de que nadie les quite eso que muchas veces ni siquiera les corresponde, para que puedan cambiar y entregarse al servicio público basado en el amor verdadero, la cordialidad y el respeto por el prójimo.
Señor, hoy más que nunca elevo mis oraciones hacia ti para que nos orientes, protejas y guíes para ser cada día mejores cristianos y poder convivir con los demás basados en el amor y el respeto, alejando de nosotros a aquellos que con el abuso de poder tratan de manipularnos para hacernos daño mientras que ellos se autodenominan defensores.
Que Dios nos bendiga a todos…