Cuando oremos debemos primero adorar a Dios, darnos cuenta y manifestar que Dios es lo más importante. Luego debemos dar gracias, reconociendo los dones del señor. Entonces debemos pedir perdón, reconociendo nuestros errores. Finalmente, debemos hacer nuestras peticiones con humildad y mucha Fe.
Nosotros pertenecemos a Dios, pero debemos desear pertenecerle voluntariamente.
Hay momentos en los que las palabras no me alcanzan para decirte lo que siento por ti mi buen Jesús. Agradezco por todo lo que haz hecho, por todo lo que haces y todo lo que harás.
Siempre es Dios quien nos llama, sin embargo, muchas veces no le escuchamos, tal vez porque estamos esperando que suceda algo extraordinario para poder seguirle, pero la verdad es que Dios nos esta llamando continuamente. Podemos aceptar a Dios en la medida en que conozcamos su palabra, abriendo nuestro corazón, sin esperar a que suceda aquello que nos obligue a seguirle con tribulación. Dios nos llena de Amor y Fuerza siempre que deseemos aceptar su llamado en forma voluntaria.
Jesús es el cordero de Dios que tiene el poder de curar nuestras enfermedades, nuestras angustias y preocupaciones. Puede llenar los vacíos de nuestro corazón. Debemos seguirle con amor, sabiendo lo que buscamos en nuestra vida para que pueda ayudarnos.
Si no sabemos lo que buscamos en la vida, difícilmente lo conseguiremos. Debemos reflexionar acerca de lo que realmente buscamos en nuestra vida. Jesús nos puede ayudar en base a nuestra propia propuesta de vida.
Si vivimos en base a las guías de Jesús, experimentamos las vivencias de Dios, lo buscamos atendiendo su llamado, escuchamos y practicamos sus enseñanzas, abriendo nuestro corazón, nuestra vida cambiará.
Si queremos evangelizar debemos dar nuestro ejemplo de vida. No hay mejor testimonio.
Una vez que aceptamos a Dios y le entregamos nuestro corazón, todo lo que tenemos le pertenecerá.
Que Dios nos bendiga a todos…