Debemos estar listos y atentos siempre para servir a los demás, para trabajar y para darle sentido a la vida.

No podemos vivir la vida adormecidos, sino estar bien despiertos frente a todo lo que nos rodea, sabiendo las consecuencias de nuestras acciones.

Muchos jóvenes están desorientados y no están despiertos frente a la vida, y por ello pueden caer en situaciones indebidas. Debemos ayudar a orientarlos e iluminar su camino.

Estando despiertos podemos decidir correctamente lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer. No somos los dueños de la vida, sino solo sus administradores.

No debemos desubicarnos ni perder las perspectivas, ni apoderarnos de lo que no es nuestro, sino estar atentos para cuando debamos entregar nuestras cuentas.

Es importante mantener las buenas relaciones con los demás construyendo una mejor vida en comunidad, sirviendo y siendo misericordioso, con generosidad, cuidando lo que nos encomendaron, así como cuidándonos a nosotros mismos, siendo buenos administradores para estar preparados correctamente.

Aquel que sabe que es fruto de la generosidad, siempre es generoso.

A quien más se le da, más se le exigirá al reportar sus cuentas.

Que Dios nos bendiga a todos…