Aquellos que abusan de su posición de poder para corromperse y corromper son los causantes de la gran mayoría de las desgracias humanas.
Los corruptos son expertos en excusas y discursos que sirven para ocultar sus malas intenciones.
Ningún corrupto termina bien.
Se podrá comprar la ley humana pero no la divina.
El Dios de muchos hoy en día es el dinero y mucha gente adora a quienes lo tienen sin mirar cómo lo han obtenido.
El que obra bien, siempre hallará una solución a sus circunstancias difíciles sin necesidad de corromperse.
Es muy triste saber que hay una gran cantidad de gente que sabiendo que sus líderes son corruptos y criminales continúan siguiéndoles para que les den de sus migajas mal habidas.
Cegarse ante las cosas obvias muestra una doble moral que destruye el futuro de los inocentes.
Los falsos líderes se aprovechan de la desesperanza humana para posicionarse como grandes revolucionarios que buscan el bien común cuando en realidad dirigen los mayores carteles de corrupción y maldad.
A un corrupto no se le puede creer ni el padre nuestro rezándolo de rodillas. Su falsedad y capacidad de manipulación son extraordinarias.
La miseria humana nace en la mentalidad cómoda de querer ser mantenidos por sistemas corruptos y ser una carga que aviva el crecimiento de esa enfermedad social.
Cuídate de seguir líderes cuyos bienes y financiamiento provienen de fuentes dudosas porque serás parte de lo que los sostiene en el poder.
Cuídate de no caer en la trampa de que tu estabilidad, tu subsistencia y tu futuro dependen de que un sistema corrupto te mantenga porque en lugar de ser una posible solución serás parte del problema.
Aprende que tu destino es producto de tus buenas y malas decisiones y no de lo que otros buscan imponerte si eres de mente y espíritu débil. Solo debes aprender a decidir mejor.
Que Dios nos bendiga a todos.