Jesús fue enviado por Dios a guiarnos diciéndonos lo bueno y corrigiéndonos las conductas reprochables.
Muchas veces nos podemos sentir incómodos cuándo nos critican, porque la verdad duele. Dichosos son aquellos que tienen a alguien que les diga la verdad y los corrija aunque les sea incómodo.
Debemos aprender a escuchar las críticas constructivas, y a saber estar atentos para reconocer su diferencia con las mentiras y los falsos testimonios, para así poder corregir nuestro rumbo.
En la vida existen muchas situaciones que no comprendemos porque suceden, y de hecho puede que no estemos de acuerdo con que hayan sucedido, sin embargo Dios sabe porque son así, y debemos poder aceptarlo, pidiendo a Dios su misericordia.
No siempre la mayoría tiene la razón. Un ejemplo fue cuando la mayoría estuvo de acuerdo con crucificar a Jesús. Muchas veces terminamos haciendo las cosas porque vemos que otros las hacen, y esto no siempre es lo mejor. Debemos tener cuidado y no abandonar nuestras convicciones y valores por lo que los otros quieren.
Debemos pedir a Dios que no permita que nos quedemos solos por nuestra soberbia, nuestra terquedad y nuestros comportamientos erróneos, y que podamos abrir nuestro corazón para llenarlo de su buena voluntad.
Que Dios nos bendiga a todos…