Una de las virtudes más importantes es la misericordia, porque nos permite bajarnos de nuestro ego para pensar en las desdichas de otros abriendo nuestro corazón y ofreciendo nuestra ayuda.
Cuando somos misericordiosos, buscamos cada oportunidad posible para dar lo que esté a nuestro alcance tratando de disminuir el dolor y la carga de nuestro prójimo.
Si nosotros ayudamos hoy al que lo necesita, seguramente viviremos mejor y hasta podríamos tener quien nos ayude cuando seamos nosotros los que necesitemos ayuda.
Hay personas que no solamente no tienen misericordia sino que viven en función de sus beneficios personales y el poder, y por eso actúan en forma miserable. Algunos son ricos y tienen mucho poder y han llegado a eso justamente por su miseria humana.
Es importante reconocer la diferencia entre los que logran grandes cosas por su liderazgo y entrega al beneficio de todos, y los que logran el poder y la riqueza con corrupción y delincuencia.
Es muy triste ver como hay gente que apoya a los que ostentan el poder y la riqueza sabiendo que ellos son los responsables de la miseria de la mayoría.
Hoy, en un mundo con grandes avances tecnológicos y grandes demostraciones de la miseria humana producto de la irracionalidad y el egoísmo, es importante que reflexionemos y llevemos a la acción nuestra misericordia logrando juntos un mejor vivir.
Quien piensa en el beneficio de todos antes de su propio beneficio personal, hace misericordia.
Quien se esfuerza el triple para darle oportunidad a otros con base en su esfuerzo, hace misericordia.
Quien obra bien, sin egoísmo, y piensa las consecuencias de sus acciones sobre los demás antes de realizarlas, hace misericordia.
Quien trabaja con excelencia y entrega, expresando su amor por lo que hace logrando los mejores resultados posibles, hace misericordia.
Quien asiste a los más vulnerables ayudando a superar el hambre, los problemas de salud, el abrigo, la dignidad, la comprensión, entre otras necesidades básicas, hace misericordia.
Quien cuida lo que tiene y no desperdicia las cosas ayudando a la conservación del ambiente, hace misericordia.
Quien educa enseñando todo lo que sabe para que otros aprendan a realizar un oficio y así logren mejores oportunidades, hace misericordia.
Quien guía a los que tienen menos experiencia, hace misericordia.
Quien respeta las leyes, desde las señales de tránsito hasta el pago de los impuestos y todo lo que está definido por la justicia, y no abusa de su prójimo en sus acciones, hace misericordia.
Quien no engaña y no tiene doble moral, sino que es transparente en su pensamiento y sus acciones obrando correctamente, hace misericordia.
Quien irrespeta y hace todo lo contrario a esto, crea miseria y es miserable.
Señor hoy te damos gracias por permitirnos saber la diferencia entre miseria y misericordia, y por guiarnos en nuestras acciones para ser personas misericordiosas en nuestro camino de la vida.
Que Dios nos bendiga a todos…