Debemos ayudar a quienes tienen necesidad y ser misericordiosos. No podemos dejar de ayudar a los más necesitados porque estemos atendiendo otras cosas de menor importancia.
Las necesidades básicas deben ser atendidas inmediatamente. La ayuda en casos críticos es inaplazable.
No podemos pretender quedar bien con otros cuando tenemos a nuestro lado a tantos necesitados.
Quien aporta su ayuda, de trabajo, espiritual, material, psicológica, intelectual, o de cualquier índole para asistir a los más necesitados, tiene la mejor virtud de todas, el amor a sus semejantes por encima de sus interéses personales.
El egoísmo, llegando a irrespetar a los demás por lo que creemos más importante solo para nosotros mismos, con nuestras acciones, nuestras palabras y nuestras omisiones, violando las leyes tanto creadas por el hombre como las naturales de ser humanitarios, es el peor de los defectos.
Las leyes creadas y manipuladas por los hombres que ostentan el poder, muchas veces llegan a ser instrumentos de abuso cuando están al servicio de unos pocos, en contra de muchos otros. A su vez, cuándo muchos pierden los valores más básicos por seguir fanáticamente a unos pocos, abusando de sus semejantes, se crean condiciones de egoísmo extremo que causa desequilibrios muy peligrosos para la paz y el amor.
Hoy pido a Dios que nos ayude a entendernos mejor, respetándonos más, ayudándonos unos a otros con voluntad propia, anteponiendo el amor y la paz al egoísmo y al odio, construyendo una comunidad próspera con el aporte desinteresado de cada uno.
Te pedimos señor que sanes nuestra sociedad, expulsando a los corruptos, a los falsos, a los egoístas, y a quienes abusan de sus posiciones de poder, y nos ayudes para que todos juntos apoyemos a líderes dispuestos a ser voluntarios e íntegros para guiarnos hacia el equilibrio, el trabajo, la prosperidad, el progreso, el amor y la misericordia.
Que Dios nos bendiga a todos.